“Sodano ayudó y protegió, hasta el fin, a Marcial Maciel y su Legión de Cristo” 


Ángelo Sodano cardenal decano del Vaticano Marcial Maciel

Todo el mundo comenta y analiza los entretelones de la histórica renuncia de Benedicto XVI al papado, hecho inédito e inesperado que tiene a todos expectantes. Pero, para entender esta decisión y lo que viene en el próximo Cónclave hay que detenerse en la enigmática y sinuosa personalidad e historia del cardenal Ángelo Sodano, quién a las horas de la dimisión papal expresó que la noticia “ha sido como un rayo caído a cielo abierto…”.

Controvertido personaje que conocemos bien en Chile por haber sido Nuncio en los tiempos en que su amigo, el general Pinochet, gobernaba bajo el peso de su dictadura. Señalemos un hecho histórico; en 1986, bajo el Estado de Sitio, se expulsa desde la población La Victoria de Santiago a los sacerdotes Pierre Dubois, Jaime Lancelot y Daniel Carruete. Esta grave acción represiva de la dictadura en contra de la Iglesia, contó con el beneplácito del entonces Nuncio Sodano. Esta actitud de complicidad con el régimen le significó ser declarado “persona non grata” en medios populares chilenos.

Para empezar digamos que don Ángelo -en palabras de sus amigos- fue desde su alto cargo de Secretario de Estado (1990 al 2006) el que ayudó y protegió, hasta el fin, a Marcial Maciel y su Legión de Cristo. Se comenta en ambientes vaticanos que don Angelo trató de detener la drástica sanción a Maciel que el Papa Benedicto tenía in pectore desde que asumió el trono de S. Pedro. Es más, Sodano hasta horas antes de que la Santa Sede interviniera a los Legionarios, se encargaba de enviar señales a la prensa en el sentido contrario a lo que diría el propio vocero papal desde la sala de prensa vaticana; “tolerancia cero a los abusadores“, dictada por el Papa Benedicto XVI.

Una vez consumada la investigación y condena de Maciel a la oración y penitencia en un Claustro hasta sus últimos días, no fueron pocas las voces en la Curia que sentenciaron; “esto le costará caro al actual Papa…“. Lo mismo se escuchó en la Universidad de la Legión; Regina Apostolorum, de la cual don Ángelo ha sido su protector por años. Ha pasado el tiempo y de pronto surge el escándalo de espionaje a los recintos privados de Benedicto XVI, destapándose el affaire de los Vatileaks u operación de los cuervos.

Otro factor importante en el complejo laberinto Vaticano es el tema de las finanzas. Aquí de nuevo emerge la figura de don Angelo. Tanto porque él presidía la Comisión vaticana para los asuntos económicos en tiempos de inicio de las acusaciones de corrupción, como porque de nuevo, en tiempos del Papa Benedicto, estallan varios escándalos de índole financieros. La propia justicia italiana investiga cuentas bancarias de la Santa Sede con posibles vínculos de operaciones ilícitas. El asunto llegó al extremo cuando, sorpresivamente, se le pide la renuncia al “banquero del Papa”; Ettore Gotti Tedeschi.

Ahora, a diez días de la renuncia de Benedicto XVI, se nombra a un abogado alemán que tiene puestos en las gerencias de varias empresas, una de ellas son los astilleros Blohm+Voss que entre otras cosas realiza proyectos para la fabricación de fragatas de guerra. La opinión pública mundial se pregunta si es lícito tener como presidente del Instituto de Obras Religiosas (IOR) a un empresario que de alguna forma produce máquinas para la destrucción de personas… La vocería de la Santa Sede se apresuró a decir que los negocios del empresario Ernst von Freyberg no son esos y que el nuevo presidente del Banco del Vaticano no es amigo del Papa. Pero sí lo es de don Ángelo. Antecedentes a tener en cuenta para comprender más el Cónclave de marzo.

En julio de 2005 al inicio de su pontificado, Benedicto XVI se presentó por sorpresa al Consejo Económico de la Santa sede para “recordar la importancia de los bienes materiales para el anuncio del Evangelio y cumplir la misión espiritual de la Iglesia”. Estaban presentes altos representantes de la Curia encabezados por Angelo Sodano y los cardenales; Sergio Sebastiani, Attilio Nicora, Thomas Stafford, Casimir Szoka, además del arzobispo Claudio María Celli y los cardenales asesores; Edward Egan, Michael Mahony, Camilo Ruini, Jean Claude Turcotte, Antonio Rouco, Iván Dias y Claudio Hummes.

Desde ese día en que el Papa Benedicto pidió transparencia total a las finanzas de la Santa Sede, poderosos cardenales de la Curia comienzan a crear una “atmosfera de crisis”. Años más tarde, Benedicto XVI toca otra delicada fibra en el complejo engranaje de poder del vaticano: Interviene a los Legionarios de Cristo y detiene la ascendente carrera del pederastra Marcial Maciel, protegido por largos años por el Secretario de Estado Ángelo Sodano.

Este es el génesis de las incomprensiones, deslealtades y “acorralamiento” al sucesor de Pedro que se atrevió a enfrentar a los aduladores curiales, burócratas inamovibles, traficantes de divisas y a los abusadores sexuales dentro y fuera de Roma.

Monseñor Federico Lombardi, fiel vocero del Papa, declara insistentemente que el Santo Padre pide transparencia en todos los ámbitos vaticanos, ya sea en las cuestione económicas o en la investigación sobre casos de pederastia. Casi al mismo tiempo, Giovanni Marie Vian, director de L’Osservatore Romano publica un artículo dedicado a Benedicto XVI, señalando a “ese manso pastor que no retrocede ante los lobos”. Paralelamente, el cardenal Walter Kasper es entrevistado por el Corriere della Sera y afirma que “tal vez se quiere dañar a la Secretaría de Estado”, pero “a mí no me interesan las cordadas” (familias dentro del Vaticano). Monseñor Kasper agrega que “el Papa nunca ha entrado en esa selva”.

El Cónclave en manos de cinco Cardenales de diferentes sensibilidades
Todo lo que es la preparación y coordinación del Cónclave próximo está en manos del Decano del colegio cardenalicio; Ángelo Sodano, junto al Carmarlengo; Tarcisio Bertone. A estos dos purpurados se agregan el Vicario diácono de Roma; Agostino Vallini, el Protodiácono Jean Louis Tauran y Giuseppe Versaldi, de la Prefectura para los asuntos económicos de la Santa Sede.

Estas personalidades son los que tendrán un rol protagónico al inicio y desarrollo de la magna cita para elegir al nuevo Papa. Tras ellos hay dos poderosas instituciones que tendrán, también, un rol decisivo al momento de proponer y estudiar los primeros nombres, antes de que se voten los postulantes al papado. Nos referimos a la Asociación de los Caballeros de Colón y a la Prelatura del Opus Dei.

Así están las cosas en la Santa Sede hoy a días de iniciarse el Cónclave en que no estará Joseph Ratzinger. Por lo tanto, será don Angelo, junto a su fiel acompañante de correrías; el fulgurante cardenal de Cracovia, Stanislaw Dziwiz, los que moverán las piezas para que salgan candidatos al trono de Pedro, algunos cardenales que de una u otra forma no se atrevan a hacer las reformas y ajustes que tanto necesita la Iglesia. A pesar de que ha sido el propio Benedicto XVI quién ha pedido realizar estas reformas.

En las últimas horas dos cardenales de la “Obra”; Julián Herranz y Juan Luis Cipriani han declarado que “cualquiera puede ser Papa…estas situaciones que enfrenta la Iglesia responde a personas que quieren usar a Dios para intereses propios y éxito personal”. Con este tipo de afirmaciones es evidente que una mayoría de cardenales puede volcarse a un candidato -italiano o no- para iniciar lo que el mismo don Angelo declaró este primer domingo de Cuaresma; “estamos viviendo horas oscuras en la Iglesia…pero saldremos adelante”. (Il Messaggero 17/2/2013). Así avanza y se consolida la giocatta de don Ángelo.

A la luz de lo expuesto se puede concluir que de este Cónclave saldrá un Papa conservador en aspectos de dogma y moral, con cierta apertura a tratar los acuciantes temas económicos que tienen a medio mundo sumido en la recesión. Hoy, en la cúpula de la Iglesia no hay grandes diferencias ni en lo doctrinal ni en el modus operandi para enfrentar los retos de la tecnología y la modernidad. Lo que se observa a todas luces es una loca carrera por defender cuotas y áreas de poder en la sólida, taciturna e impenetrable Curia vaticana.

Mientras tanto, en riguroso silencio sólo observan los cientos de obispos, religiosas, sacerdotes, presbíteros y todo el “pueblo de Dios” que no tienen idea de quién saldrá Papa de la Capilla Sixtina, tarea auto reservada solo a un puñado de ancianos cardenales tan santos como pecadores. Ante este espectáculo tan distante a lo que el Nazareno enseñó a las primeras comunidades cristianas sencillas y pobres, solo nos queda implorar y repetir lo que nos dice un distinguido teólogo español -cuestionado por esta misma Curia- en este inicio de Cuaresma; “Nos desviamos de Jesús cuando confundimos nuestra propia ostentación con la gloria de Dios. Nuestra exhibición no revela la grandeza de Dios. Solo una vida de servicio humilde a los necesitados manifiesta su Amor a todos sus hijos”.

Mónica Echeverría/Jaime Escobar,
 Editores de Reflexión y Liberación)